Una anécdota cualquiera.
Esta vez contaré una curiosa anécdota que ocurrió el día de ayer. Ayer fue domingo, un día en el que las familias normalmente se reúnen para ir algún lugar a comer fuera, ir al cine, tal vez o ambas. Como dije anteriormente, actualmente tengo 36 años, por lo que es, si no obvio, sí bastante lógico que ya no viva con mis padres. Bueno, pues ayer tuve la fortuna de despertar tranquilamente en casa, y digo tranquilamente porque es ventaja despertar sin resaca después de tomar casi una botella de vino antes de dormir la noche anterior. Ayer pues, desperté tranquilamente y preparé pan tostado. Un desayuno bastante ligero en comparación con lo que suelo preparar un fin de semana. La razón fue que más tarde iría a comer con mi esposa y su mejor amiga. Ambas cumplieron años durante el mes de julio y yo estaba en deuda con ellas. Debido a algunas circunstancias de fuerza mayor que involucran a ambas, no había invitado a mi esposa a cenar la noche de su cumpleaños, y su mejor amiga me había...